Desde el lunes, 11 de mayo de 2020 comenzamos un primer paso, un escalón cuya subida nos permitirá recuperar nuestra vida, nuestra rutina, nuestras riendas, aunque yo me pregunto… ¿Realmente es eso lo que recuperamos? Si, los comercios abren, volvemos a entrar en contacto con nuestra gente en casa, nos vemos, nos hablamos, nos miramos… y ya no por medio únicamente de una cámara. Todo hasta aquí parece agradable e incluso positivo, pero ¿Cuál ha sido el aprendizaje hasta aquí? ¿La calle es un lugar seguro y el contacto está libre de peligro?
Porque la ansiedad no entiende otro lenguaje, es decir, “si hay amenaza me activo, afronto el peligro y si no puedo, me bloqueo…” relajándose únicamente si, por un lado, se supera el peligro o, por otro, si el peligro resulta no ser tan peligroso. Si durante dos meses, salir a la calle suponía una amenaza no para una persona, si no para la sociedad entera, ¿Qué asociación le hemos dicho a nuestro cerebro que haga? Nos esforzaremos en ser libres, pero el miedo y el pánico será nuestro inseparable compañero de viaje.
¿Qué ocurre con las personas que antes de la cuarentena tenían problemas de ansiedad? ¿El desconfinamiento solo afectará a esta población, o aquellas personas que nunca han padecido la ansiedad también tendrán crisis al volver a la calle? ¿Hay gente que preferiría no salir de casa? Estas son las preguntas que iremos respondiendo en los siguientes apartados.
Miedo a salir de casa y ansiedad en la nueva normalidad
Trastornos influidos por el desconfinamiento
Agorafobia
Miedo a salir de casa, sensación de pánico ante las aglomeraciones, miradas de desconfianza a los desconocidos que se nos acercan… aunque unas personas se adapten más deprisa que otras, todos hemos vivido estas experiencias en algún momento. No es descabellado pensar que las personas afectadas por un trastorno de pánico con agorafobia (fobia a espacios abiertos o a salir a la calle) vean intensificada su sintomatología, es decir, si antes pensaban que salir es peligroso, durante dos meses la televisión ha reforzado esa idea. Incluso personas que no hayan vivido nunca esta patología, pueden tener síntomas de este tipo durante la desescalada y sufrir por ello.
TOC
Las personas que sufran TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) también sufrirán un repunte. Los diferentes rituales y compulsiones son dinámicas que les hacen sentir que están a salvo o que la ansiedad decrece, aunque sean paradójicas (cuanto más se calma la ansiedad con rituales, mayor ansiedad aparece como efecto rebote, más rituales hacen falta). Si todos nos lavamos las manos constantemente y usamos alcohol para desinfectar todas las superficies que tocamos, ¿Qué creéis que le ocurrirá a quien padece un TOC basado en la limpieza?
Hay otro trastorno que merece mención, y es la fobia social. Todos los pacientes que atendíamos antes del confinamiento que sufrían este tipo de aversión, paralizaron la terapia porque se encontraban mejor. Esto tiene todo el sentido del mundo, ya que una afección psicológica no es estática, sino que depende de algo que la mueve y afecta.
Poniendo ejemplo, ¿te generaría muchos problemas tener fobia a los tiburones si vives en Zaragoza? No demasiados, ya que lo más cerca que estarás de ellos será delante de una pantalla o en un acuario tras el cristal. En este sentido, si las situaciones sociales que generan fobia desaparecen, es normal que no haya ansiedad.
Durante la desescalada es habitual que, si sufrías de fobia social, vuelvan a aparecer sensaciones de angustia. No hay que alarmarse, paralizar el tratamiento psicológico por estas circunstancias no supone una complicación mayor.
Además de los ya mencionados, hay muchas otras afecciones que se verán afectadas por todo este cambio social que estamos viviendo, pero quisimos hacer referencia a los que tienen mayor relación directa con el contacto social.
Ante afecciones psicológicas, soluciones psicológicas
Si ya sufrías una afección de este tipo, consideremos importante señalar que es buen momento para volver a tu psicólogo de referencia, o si no tienes, llamar a uno cuanto antes. Si nunca habías sufrido este tipo de problema, también recomendamos la rápida actuación, ya que la eficacia del tratamiento radica, como factor principal, en el tiempo que una persona vive con un trastorno sin tratamiento.
Es posible que ante una recaída, sientas vergüenza para volver a intentarlo o pienses que es mejor abandonar, pero te diré que, al contrario, siempre que el dolor aparece, algo nuevo hay que solucionar. Cuidarse también es concederse una nueva oportunidad.
Psicólogo Sanitario y Psicoterapeuta de Tiempo Limitado. Con formación en EMDR. Cofundador de Terapéutica en Alza. Colabora con Aragón Radio y ha trabajado con familias y adolescentes en conflictos graves. Es parte del grupo de Recursos Artísticos para la intervención terapéutica del Colegio de psicólogos de Aragón. Además de ayudar a personas adultas, se especializa en el acoso escolar y trabaja en colaboración con entidades sociales de la infancia.